Farina trabaja cuatro días a la semana como gestora de procesos empresariales en una empresa de logística. Los martes trabaja como artista autónoma… y como como contable y responsable de marketing de una agencia de paquetería.
Para las personas que trabajan por cuenta propia, esto resulta conocido. Hacer de tu afición tu profesión significa dedicar más tiempo a lo que te apasiona, pero también supone tener más obligaciones.
Para Farina todo esto se traduce en que un “día de trabajo como otro cualquiera” no existe, o por lo menos no los martes.
“Llevar alegría y colores a los hogares”
A Farina le gusta pintar con acrílicos. Con sus obras de colores alegres, su objetivo es llevar sencillez y alegría a los hogares de sus clientes. Para ello se inspira en los “pequeños momentos de felicidad”. Una hermosa flor en la vera de un camino, un gorrión en la ventana de la cocina, una linda combinación de colores… Farina tiene un ojo para las cosas bonitas del día a día y en cuanto le llega la inspiración y empieza a pintar, pierde completamente la noción del tiempo y del espacio.
Ay… qué romántico suena todo, ¿no? Lo es. Sin embargo, a partir del momento en que una ya no hace las cosas que le apasionan para una misma, el proceso no acaba aquí. Una vez que Farina deja secar su nueva obra y lava los pinceles, es cuando empieza todo de verdad.
“Debería dedicarle más tiempo”
La creatividad y la pintura siempre han formado parte de la vida cotidiana de Farina. No obstante, cuando empezó a trabajar, el tiempo que le quedaba para ello fue disminuyendo poco a poco. En estos momentos de creatividad cada vez más escasos, no dejaba de darse cuenta de la felicidad que le proporcionaba. Una y otra vez pensaba: “Debería dedicarle más tiempo”.
Seguro que también te suena esta frase, pero entre el trabajo y la rutina diaria es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Eso también lo pensó nuestra protagonista, hasta que en 2020 decidió que era momento de actuar. Sin vacilar redujo su jornada laboral con el fin de poder tener más tiempo libre para dedicarse a su pasión. “No quería seguir buscando excusas de por qué no podía. Para ello, tuve que agarrar por fin la sartén por el mango”.
Todos los días son diferentes
Algunos martes Farina puede pasarse todo el día delante de su caballete. Con manchas de pintura por toda la ropa y pincel en mano experimenta con acrílicos y acuarelas. Pintar es sinónimo de felicidad para ella. Estos días son los más bonitos porque puede perderse libremente en su pasión.
No obstante, como artista necesita tener la inspiración y la motivación adecuadas, lo que a menudo viene por fases. Algunos días pinta de forma intensiva, otros días no tanto. Aunque el aburrimiento nunca irrumpe, puesto que, según Farina, el pintar representa solo un tercio de su trabajo como autónoma.
La mayor parte del tiempo se va en el marketing. Y es que, al fin y al cabo, el objetivo de Farina es que sus obras encuentren un hogar fuera de las paredes de su taller. Tomar fotos de sus obras, redactar las descripciones, actualizar su página web y tienda online, publicar en redes sociales, escribir newsletters… Farina se ocupa de todo aquello para lo que algunas empresas contratan grandes equipos.
En el mejor de los casos entran algunos pedidos, lo que a su vez significa hacer facturas, preparar el encargo y enviar el paquete. En caso de que estén al caer días festivos como en Navidad, el taller puede convertirse durante unos días en una verdadera empresa de paquetería durante unos días.
¿Cómo es ser tu propia jefa?
Cuando Farina acaba su jornada laboral como contable los lunes por la tarde, muchos de sus compañeros piensan que se va a pasar las siguientes 24 horas tirada en el sofá. Esta idea radica en que Farina no tiene que ponerse el despertador para salir a las 7:30, subir al metro y llegar puntualmente a la oficina.
Sin embargo, a pesar de que su martes no esté tan estructurado, no significa que se tome sus tareas menos en serio. Todo lo contrario, ya que Farina sabe que todo lo que haga influye directamente en este proyecto, su proyecto. La diferencia está en que hasta que Farina no se despierta por las mañanas, no piensa en lo que le apetece hacer ese día. ¿Pintar? ¿Marketing? ¿Contabilidad? Naturalmente, entre todas estas cosas, hay algunas que le gustan más y otras que le gustan menos…
Y justo esto es lo que le estimula de su actividad como autónoma: decidir ella misma cómo será su martes.